«A la mierda esa paz…»
De qué carajos sirvió una rimbombante y falsa firma de la paz en El Salvador? Sino para enriquecer a los que antes hicieron guerra para distribuir, según ellos, la riqueza.
Y los otros, los seguidores de un mamarracho mal militar, dipsómano y drogadicto pistolero para seguir favoreciendo a sus empleadores, la oligarquía podrida salvadoreña!
Un país que se encuentra en el más grande atolladero social de América.
Gente matándose como si se tratase de vivir en una constante orgía de sicarios.
Políticos que son proxenetas o putas, según les convenga en cada período eleccionario.
Una población acostumbrada a vivir dándose paja, auto ocultándose la realidad y rindiéndose ante ella.
Eso celebran los grandes guerreros redentores de nada más que de sus odios y complejos o sus fobias y fanatismos. Y con ese cuento se hacen de dineros públicos.
La única lucha heroica de nuestro pueblo consiste en ponerse a trabajar para sacar a esos zánganos que llegan al poder, a cualquiera de ellos, con dos cosas entre ceja y ceja: ver cómo consiguen que los países ricos les den limosna y luego ingeniárselas para quedarse con parte de ella.
Vayan a celebrar con su abuelita o con su puta madre guerrillera o soldado, falsos héroes, fenicios de la pobreza y la miseria de El Salvador.
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