Silverio Jiménez

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Silverio vino a El Salvador a dejarlo lleno de vida. Este chamán logró lo que muchos no han logrado. Cambió vidas, deshizo amistades y creó nuevas, hizo aparecer nueva poesía, cambió el clima, cambió la música y la comedia, cambió el arte social salvadoreño y se me hace que el mexicano también, de alguna manera. Cuando le hablé del país de los payasos quiso ir a conocerlo y me comentan que un arcoiris lo acompañó hacia su destino. En el arcoiris están las almas de los payasos muertos, dice Alvaro M. Desleal y yo digo que es la bandera del País de los Payasos.

Junto a Palacios y Saucedo vinieron a conquistar El Salvador desde tierras aztecas, no sabían que la ofrenda para viejo Tlaloc era una vida como en los viejos tiempos.

Te dejo mi amigo Silverio esa poesía que tanto te gustó:

Había una vez un circo

A mi hermana Yosi

Yo tuve una vez un circo

Chiquito, como nariz de payaso;

grande como el corazón de mi madre

y chistoso como el bigote de mi padre

Pero un día,

nos crecieron los enanos

y se nos escapó la quimera…

Yhoshabeth se fue volando

más allá de las estrellas.

Piscucha multicolor

bandera del País de los Payasos

que en el arco iris vives

con las almas más sonrientes.

Trapecista del amor.

que eternamente sonríes.

Sus pies ya habían pisado Tlatelolco 68 y en El Salvador pisó la 25 Avenida , Tutunichapa 75.

Vino como azteca y se quedó como un guanaco más. Ahora estará para siempre entre nosotros.

No estaremos vencidos…

Me dijo que ya me conocía
desde siempre en la poesía
desde la historia de América
oculta en literatura;
que habíamos leído juntos
a Azuela y Roque Dalton
entre leyendas extrañas
y fabulosas creaturas.
Lo oí cantar a su ciudad
y descubrió que era mía.
y un descuido de mi parte
¿Por qué putas lo abandonaría?
Sí yo ya había librado mi vida
en el mar de Metalío
Debí advertirle que el mar
Que baña este Pulgarcito
Oculta tunco malditos
Brujas, monstruos ,
Mil leyendas y acertijos
debí estar a su lado
cuando llegó el torbellino

que Kukulkan y Tlaloc

dominaban a capricho.
Y este océano nahual
de pronto se hizo un río.
Yo sí libre la tormenta
de la entrada del infierno
pero mi amigo Silverio
Quiso nadar más adentro
no hubo un Xoloitzcuintle
(qué aquí se llama Cadejo )
para marcarle el sendero
y poder salir ileso
de ese tenebroso estero.
Adiós mi amigo de siempre
adiós Amigo Silverio.
Buen viaje hacia las entrañas
del submundo de los muertos.
Ya nos veremos por siempre
cuando sea 2 de noviembre
y en un Trance de peyote
Y sop´e pitis calientes
seguro es que yo te encuentre.
Y al rato me quedo ahí
y esta tortura termina
Y cantaremos de nuevo
A nuestros amados pueblos
Aquel canto tan bonito
Que se llama el pueblo unido
Y diremos a todo grito
no estábamos vencidos

MY

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